martes, 21 de enero de 2014

El ideal pedagógico


El ideal pedagógico

Isabel Mateo Cebrián, maestra Waldorf, responsable del Centro Flor de Azahar, en La Eliana (Valencia), presenta un modelo educativo nacido a principios del siglo pasado, del genio de Rudolf Steiner

 

-¿Qué es la pedagogía Waldorf, Isabel? 

-En sí, es el ideal pedagógico. Integral, completa, tiene en cuenta a la persona, valorando aspectos del hacer, sentir y pensar de lo cognoscitivo. Ellos son los puntales y con ellos se trabaja desde lo corporal hasta lo espiritual de cada niño. No se centra sólo en contenidos, en conocimientos, en qué se va aprender, sino más bien en cómo y por qué se va a aprender, considerando un fundamento mucho más profundo. 

-Para entendernos, metafóricamente, ¿el niño es “un recipiente” donde se debe introducir información? 

-El niño es una semilla a  la que debemos acompañar en su crecimiento. 

-¿Cómo nació la primera escuela Waldorf? 

-En 1919, por iniciativa de Emilt Molt, director de la fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria de Sttutgart, Alemania, y de un grupo de trabajadores a los que Rudolf Steiner, el creador de la antroposofía, daba conferencias nocturnas, cumpliendo lo que se llama triformación social. Le pidieron a Steiner que hiciera algo similar para sus hijos y se sumaron otras personas que también querían dar una educación de calidad a sus hijos. Entonces fue habilitado un mismo espacio para chicos y chicas, aunque separados porque en esa época no era lo habitual que estuviesen en el mismo colegio y menos en la misma sala. 

-La pedagogía Waldorf proviene entonces de la antroposofía, concebida por Steiner. 

-Sí. La antroposofía es una concepción de la vida, contempla el estar en esta realidad física que conocemos y su vinculación con el mundo espiritual. Todo se encuentra impregnado desde lo espiritual. Steiner pertenecía a la Sociedad Teosófica. La diferencia entre la antroposofía y la teosofía radica en que mientras ésta se mantiene ajena al mundo terrenal, la antroposofía es pragmática y hace que se vea en el mundo terreno lo que hay en el espiritual. De hecho este pensamiento se desarrolla en todos los campos del conocimiento: en la medicina, el arte, la terapia, la educación, la agricultura, lo social. 

-Explica por favor qué es la triformación social. 

-Consiste en observar el mundo económico, social, impregnado por lo religioso, y basándonos en principios de libertad, igualdad y fraternidad. En lo educativo, por ejemplo, se debe considerar también los sueldos del profesorado, las cuotas de los padres… 

-Desde los comienzos en el siglo pasado hasta el presente, el pensamiento antroposófico habrá sufrido transformaciones… 

-Y la pedagogía Waldorf ha salido más fortalecida. 

-Como resultado de educar de este modo a los niños, ¿no pueden ser personas más débiles frente a un mundo tan violento, competitivo? 

-Son chicos inconformistas, de cambio, de búsqueda, personas que miran hacia el futuro con energía, con decisión ante lo que tienen delante de sí. Creo oportuno aclarar que en las escuelas Waldorf no se adoctrina en antroposofía ni se habla de ella para nada. 

-¿Cómo es un día cualquiera en una escuela Waldorf? 

-Lo primero que encuentras son los niños pequeños corriendo hacia las clases. Ha tocado la campana y llegan tarde… Te hablo de la escuela de Madrid, donde he trabajado. Van llegando con mucha alegría y apuro. Un grupo de padres que no termina de despedirse y en la puerta de la clase el maestro, la maestra, saludando uno por uno a los niños, recibiéndolos, como todos los días, en un encuentro personal. Les miran a los ojos y algo se comenta, si hay un problema se anticipa en la mirada o con breves palabras. Luego, un saludo generalizado al grupo, así se mantiene y genera espíritu de trabajo, respeto, compañerismo. Se dice un poema saludando a la naturaleza y empieza la clase. 

-¿Cómo se distribuyen las mesas o pupitres en la sala? 

-Depende. No tiene por qué ser una distribución formal. Yo, por ejemplo, las disponía en semicírculo, donde todos nos pudiéramos ver y la figura del maestro no fuera la más importante sino una más. De hecho, muchas veces “te retiras” como adulto. 

-Sé que el arte tiene mucho que ver en esta enseñanza. 

-Todas las clases son artísticas, la forma en que se trabaja en cada una de ellas es tal como se hiciéramos una obra de arte: entregándote, llevando el sentimiento a aquello que estás expresando. Y con ese “arte” que debe tener todo maestro Waldorf es con el que te relacionas en la clase. El bloque principal, las dos primeras horas, se trabaja una misma materia en un ciclo de tres o cuatro semanas, dependiendo de la distribución del trabajo anual. En esa franja hay una parte rítmica: se canta, se hacen rimas, se trabaja el movimiento, integrando todo con respecto al tema central para fortalecer el aprendizaje. Se teatralizan poesías españolas de personajes importantes dentro de la lengua castellana para vigorizar la dicción, la entonación. Y si toca arrastrarse, para reconocer el esquema corporal, también. 

-Alguna vez, he escuchado que un profesor de matemáticas sacaba a sus alumnos a correr al patio para que aprendieran matemáticas. 

-Las matemáticas están en la naturaleza, en el hombre mismo, en los objetos que nos rodean. El objetivo de esa parte rítmica de la que hablaba es hacer despertar a los niños, hacerlos entrar en su cuerpo con todo lo que corresponde. Cada niño tiene un poema personal, individual, que ha elaborado el maestro atendiendo a lo que aquél está manifestando, es una forma de colaborar para que se pueda mover algo en su interior y pueda transformar cosas. Varios niños, cada día, salen delante de la clase y recitan su poema. 

-Un trabajo muy fuerte del sí mismo. ¿Hay niños tímidos? 

-Los hay muy tímidos y se los respeta, y cuando tienen que salir sus cosas, en el momento adecuado, salen. 

-¿Cómo sigue ese día de clase? 

-Continuamos con la introducción de contenidos. Se trabaja de tal manera para que el niño lo viva realmente, con una narración que contenga imágenes y conceptos que el niño necesite en ese momento. Es como la “televisión” en las escuelas Waldorf, con la recreación de un espacio que con la TV no se da -la tele aplana-, ponemos todo en una cuarta dimensión. Si estamos en primero de primaria se narran cuentos de hadas, todos son príncipes y princesas entendidos en el buen sentido, sin escenas de agresividad o violencia. Luego del recreo siguen las clases de especialidad: se aprenden dos idiomas, para entender otras estructuras mentales de conocimiento, adquiriendo más apertura mental. También se practica música, pintura, la gimnasia contemplada desde una perspectiva holística con el cuerpo, y la clase de ética cristiana o cristianismo libre, en la que protegemos esa parte religiosa que todos llevamos dentro y muchas veces queda “aplastada”. 

-Ya que mencionas cuentos, ¿cuál es tu opinión de Harry Potter? 

-Existe una distorsión en los libros infantiles. Algunos son malísimos  porque lo único que hacen no es estimular la lectura sino exponer temas mórbidos, el vocabulario mismo los delata. Ahora selecciono libros por el lenguaje con que están escritos. He leído la serie de Harry Potter por interés pedagógico y por ser un fenómeno importante. Un chico de 9, 10, 11 años, puede leerlos, lo llevan a un mundo fantástico donde se encuentran las cualidades del bien y del mal. No son negativos, tampoco excesivamente positivos, estimulan la lectura, el vocabulario no es malo, los temas pueden ser atractivos, a partir de una edad. Pero hay libros muy bonitos, recomendables, como “Las crónicas de Narnia”, serie preciosa de siete libros de estilo fantástico, de C.S. Lewis, en la línea de literatura de Harry Potter. 

-¿Y las adaptaciones modernas de los cuentos tradicionales? 

-La Caperucita ya no es roja sino azul, se ha cambiado el vocabulario, los conceptos básicos de arquetipos no son transmitidos. Cuando están mal tratados, como el caso de Disney, pierden cualidad, es mentira lo que están mostrando. Los animales que allí aparecen no tienen ningún tipo de representación, están desvalorizados, desvirtuados porque no se los ubica en el lugar correspondiente, todos son igualitos, no poseen un sentido cualitativo. En cambio, en las fábulas se advierte claramente las características de los animales. 

-¿Qué opinión tienes acerca de la utilidad de Internet para educar? 

-En el proceso de la Educación, con mayúsculas, no sirve, no tiene ningún sentido. El conocimiento se recibe a través de Internet como algo muerto. La razón de la pedagogía Waldorf es vivir lo que se aprende, para que en un momento dado tengas un concepto y que éste, cada vez que lo vuelvas a tratar, sea más amplio, con mayor energía. Revalorizamos continuamente los contenidos. Esto no es posible ni con un ordenador ni con Internet. No obstante, con el ordenador se trabaja desde la pedagogía Waldorf, pero con los chicos ya adolescentes. 

-¿Cómo se adecua esta forma de educar con los programas oficiales de enseñanza? 
-Perfectamente. En España la escuela Waldorf está homologada oficialmente, los contenidos corresponden al currículo establecido. Lo que sucede es que las horas se distribuyen de otra manera. 

-La figura del maestro hoy en día está muy desgastada. ¿La pedagogía Waldorf podría aportar mucho en esta cuestión? 

-De hecho, si estoy realizando esto es porque creo que se puede hacer mucho más. Sobretodo, porque encuentro muchos profesores con vocación que saben que hay algo que no funciona y encuentran que la pedagogía Waldorf, puede vivificar la labor educativa. La situación social está afectando cada vez más a los niños, por eso el trabajo de los padres en los primeros siete años resulta importantísimo. 

-¿Los padres deben comprometerse en la educación de sus hijos? 

-En la escuela Waldorf sí. 

-Algunos estarán pensando: “Tengo problemas en el trabajo, discusiones en la calle, estoy hasta el cuello de deudas, discuto con mi mujer, mi suegra, y me piden compromiso con mi hijo”. 

-Has lo que puedas. Como padre debes responsabilizarte con tu hijo de una forma consecuente con lo que dices y con lo que haces. No basta con darle techo, comida, ropa, play station… Así sólo eres padre de acogida… Ni eso, apenas un “canguro”. Solamente cuidando la forma en que te diriges a tu hijo, el respeto que le tengas, cómo te comportas delante de él, cuáles son las actitudes ante los demás, ya estás comprometiéndote con su educación. 

-El hecho de que esta pedagogía tenga raíces cristianas, ¿no es una valla para padres que siguen otras confesiones? 

-Depende cómo presentes el cristianismo. La pedagogía Waldorf no es discriminatoria, hay padres buditas, mahometanos, judíos, católicos, ortodoxos, La espiritualidad está completamente integrada, conformando un aspecto distintivo con respecto a otras pedagogías junto con las características de autoformación del maestro, autosuperación, y compromiso con el niño. 

-Seguramente te has encontrado con ex alumnos, ¿qué ha pasado? 

-Te miran a los ojos y encuentras agradecimiento, una recompensa del trabajo bien hecho. Muchos son profesionales de distintos campos, como médicos, ingenieros, informáticos, artistas, jardineros… Gente que quiere transformar las cosas, moverlas.


Entrevista de Aurelio Álvarez