Una mujer es creativa, activa, dulce, rápida, lista, intuitiva, maravillosamente rara... y destructiva si no es comprendida. La energía femenina, unida directamente con la proveniente de la Luna, atraviesa muchas veces por ciclos de equilibrio y desequilibrio, momentos especiales en la vida de cualquier ser humano, hombre o mujer, puesto que la energía femenina nos llena de vibraciones creativas; es la responsable de nuestra intuición, la que tiene la capacidad de crear vida o simplemente ideas nuevas.
Esta energía, igual que influye la Luna en las mareas, regula los fluidos del cuerpo. A través éstos, el cuerpo transmite toda su información interna y la piedra de luna -también llamada adularia- regula esta energía tan compleja en nuestro organismo.
El efecto de la adularia en contacto con el cuerpo es inmediato, “las aguas vuelven a su cauce”.
Por muchas culturas es conocida la propiedad de la piedra de luna, de ayudar a la mujer en su fertilidad a la hora de concebir un hijo.
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