miércoles, 5 de febrero de 2014

La rigidez pasa factura




La rigidez pasa factura



Cuando nos preguntamos a nosotros mismos por qué no cambiamos de actitud si reconocemos que nos hemos equivocado, y la respuesta es “no puedo”, es allí donde comienza el problema; nos paralizamos y podemos observar nuestra propia inflexión.
Las articulaciones dan movilidad al ser humano. Cuando una articulación se paraliza, es señal que la persona está bloqueada, en lo físico y en lo emocional.
El cuerpo siempre nos dice la verdad. Algo muy frecuente es ver a personas que carecen de flexibilidad, están rígidas, anquilosadas en una actitud postural forzada.
Sabemos que en nuestra columna vertebral los discos tienen como misión dar movilidad y elasticidad al cuerpo. Si uno de ellos es pellizcado por una vértebra que ha sido exigida, nuestro físico se endurece y adoptamos una postura incorrecta, que con el tiempo afectará al resto del cuerpo.
Por medio de la quiropraxia, practicada por un profesional, se podrá corregir el daño físico, a través de una brusca sacudida o de un fuerte tirón, y se puede dar al cuerpo la posibilidad de recuperar una posición natural.
También las almas pueden bloquearse, como una articulación o una vértebra.
Pero muchas veces nos cuesta animarnos a recibir esa sacudida sanadora por temor a sentir el crujido, que también nos indicará que se ha tenido éxito en la maniobra. Tendremos que dejar de valernos de ese dolor físico u emocional, de esa señal que nos mantiene unidos a un recuerdo que de alguna manera inconsciente no queremos soltar.
Por esa circunstancia hay problemas de salud, renuentes a irse de nuestras vidas. Así como nos asimos a los buenos recuerdos, hay una parte de nosotros que goza de alguna manera con ese sufrir. Cuesta reconocerlo, pero si observamos e intentamos ser objetivos, amorosos y sobre todo justos con nosotros mismos, podremos ver esa cara oculta de nuestra personalidad.


Un caso


Recuerdo el caso de una señora que se aquejaba de un dolor punzante (así lo describía ella), como si tuviese cargando algo pesado sobre su espalda. En la zona del omóplato era donde más le dolía. Se sentía inútil e invalidada por esa molestia constante, no encontraba mucho sentido a su vida. Estaba desalentada. Había probado muchas medicinas que la aliviaban temporalmente, pero si dejaba de tomar los desinflamatorios, el dolor volvía, a veces con mayor intensidad.
Era evidente que además de una artrosis, natural por el desgaste normal que los años infligen al cuerpo, había algo más: su cuerpo reflejaba el dolor de su alma.
Se hizo más evidente cuando me comentó que durante años se había hecho cargo del cuidado y atención de sus padres, personas mayores que dependían de ella, y al morir ambos se sentía aún peor. No podía superar esa instancia de su vida, ni hacer cambios para estar mejor. No sólo estaba deprimida, se sentía paralizada. Ella quería sentirse bien, pero simplemente no podía cambiar su estado físico o mental.


Fórmula


En determinadas emergencias, cuando hay un fuerte componente de angustia y sufrimiento, por ejemplo la muerte de un ser querido, la fórmula Rescue Remedy, más la incorporación de Walnut y de Sweet Chestnut, permite aliviar al sufriente. Porque primero se debe lograr la armonía para luego recuperar el bienestar.
A partir de entonces iremos tratando puntualmente el problema específico.

Miriam Lier
Terapeuta floral