Yoga y flexibilidad
Me atrevería a decir que
flexibilidad es uno de los tantos sinónimos de Yoga, ya que su
práctica nos da una flexibilidad difícil de igualar con otras
técnicas corporales. Esto es así porque el Yoga
trabaja, como ya sabemos, de forma integral y, puesto a hablar de flexibilidad,
nos enseña a “ser” flexibles física y psicológicamente, a tener
elasticidad en todos los aspectos de nuestra vida. Como pregonan los orientales,
“flexibles como una vara de bambú, que se dobla pero no se quiebra”. Una psicología flexible
nos permite aceptar los desafíos que se nos presentan. Saber escuchar, sin
juzgar a quienes no tienen nuestras ideas o conceptos. Nos hace receptivos a
nuevas posibilidades. Romper con tabúes y mitos que nos limitan. Reconocer nuestra
voluntad independiente, cuna de las más sabias decisiones.
La flexibilidad psicológica
derrama su néctar sobre el corazón, endulza sus fibras despertando la alegría,
el agradecimiento, la capacidad de amar, el perdón.
Y esto le da otro aire al cuerpo, lo suelta, lo relaja, lo optimiza,
lo flexibiliza.
El hecho de lograr ductilidad
en todos nuestros niveles, para el yoga, tiene un objetivo superior:
reconocernos como seres espirituales en constante evolución.
La flexibilidad física
mantiene en óptimas condiciones nuestro aparato locomotor, tan limitado en estos
días por la vida sedentaria que llevamos.
En los huesos quedan también
grabados nuestros pensamientos y sentimientos, en especial en la columna. Ésta es
una verdadera expresión de la arquitectura divina. No sólo por su construcción
anatómica, sino por lo que conlleva. Junto con el cerebro, es notable la
similitud que tiene con un espermatozoide. Esta comparación permite pensar que
el eje vertebral es portador de la vida y la energía.
Estirar y elongar son los pasos previos para ir adquiriendo flexibilidad corporal. Si bien es cierto que hay personas con más flexibilidad natural que otras, con un trabajo consciente y progresivo todos podrán, aun los más rígidos, alcanzar niveles de flexibilidad insospechados, que ha de traducirse en un estado de bienestar y ligereza, redundando en su estado anímico y en la actividad diaria.
Estirar y elongar son los pasos previos para ir adquiriendo flexibilidad corporal. Si bien es cierto que hay personas con más flexibilidad natural que otras, con un trabajo consciente y progresivo todos podrán, aun los más rígidos, alcanzar niveles de flexibilidad insospechados, que ha de traducirse en un estado de bienestar y ligereza, redundando en su estado anímico y en la actividad diaria.
El Yoga considera al cuerpo
como el templo del espíritu, por lo tanto lo respeta y nos enseña a respetarlo.
Todos sus estiramientos y posturas han sido diseñados cumpliendo esa norma.
Una gran variedad de
ejercicios y posturas contribuye a mejorar la flexibilidad integral.
Paschimottasana
Esta es una de las asanas
clásicas de yoga, conocida popularmente como “la pinza”, postura que estira
fuertemente la parte posterior del cuerpo, tronco y piernas.
Presenta algunas dificultades
al principio de su práctica debido a tensiones acumuladas en la zona sacrolumbar o a
determinadas patologías de columna, acortamiento de músculos en la zona
posterior de las rodillas y rigidez en articulaciones de cadera.
En el plano energético, su
objetivo es hacer circular la energía por la columna vertebral desde los
chakras inferiores al Ajna Chakra o "Tercer ojo". Este movimiento
energético por la columna permite remover tensiones psicosomáticas, localizadas
en esa zona, y estimular el riego de la médula espinal.
Actúa en especial sobre el chakra
sexual, activando y estimulando los órganos sexuales, e incrementando
la actividad sexual.
La presión abdominal
extiende la zona sacrolumbar, acción que beneficia los centros nerviosos y
glándulas de esa zona. Facilita la digestión.
El punto reflejo localizado en la base de los dedos gordos, cuando éstos
son presionados, actúa sobre la glándula pituitaria y ayuda a mejorar la
actividad endocrinológica.
La posición horizontal del
tronco disminuye la presión de la gravedad, lo que favorece la relajación de
pulmones y corazón.
Todas las posturas requieren
un camino previo de reconocimiento del cuerpo, flexibilizar articulaciones,
profundizar en la concentración, ampliar la respiración y, en especial, confiar
en las propias posibilidades.
Todo esto lo irás logrando en
clases de yoga. ¿Por qué no probar?
Teresa Márquez Sanmartín
Maestra de Yoga y Eutoyoga
Maestra de Yoga y Eutoyoga