Una biblioteca llamada inconsciente
La hipnosis sigue siendo un tema tabú en vastos círculos de la sociedad. Temores que bien se sazonan al calor de espectáculos circenses, provocan en la mayoría de las personas hilaridad o rechazo. Poco difundido su trabajo como visionario sobre los reales alcances de esta práctica milenaria, Milton Erickson la desarrolló hacia mediados del siglo pasado en el campo terapéutico. Uno de sus discípulos directos, Jeffrey Zeig, explica cómo esta herramienta terapéutica conduce a un estado focalizado de atención por el cual se pueden extraer, como de una fabulosa mina, los mejores recursos que se hallan ocultos en el inconsciente.
-Doctor Zeig, ¿qué
es la hipnosis desde el enfoque que usted sustenta?
-Es un estado de darse cuenta
focalizado, en el cual las personas pueden entrar en contacto con los recursos
fisiológicos y psicológicos que no habían advertido antes. Muchas son las cosas
que no comprendemos acerca de nuestras propias capacidades. Un ejemplo: la
gente puede aprender a controlar la circulación de la sangre, a estar bien en
situaciones en las que antes entraban en estado de fobia, a reconocer
habilidades, todo esto a través de la hipnosis.
Uno de los mitos que se tiene
acerca de la hipnosis es la creencia de que la persona ingresa a un estado de
inconciencia, cuando en realidad, reitero, se trata de un estado focalizado de
atención.
-¿Existen
diferencias entre la hipnosis tradicional y la ericksoniana?
-A Milton Erickson se lo
conoce como el padre de la hipnosis médica moderna. Freud estaba un poco en
contra de la hipnosis y no se la utilizaba dentro del psicoanálisis. Pero la
hipnosis se mantuvo viva, a partir de los años 50 y 60, por Erickson. En
tiempos de Freud, la hipnosis era un proceso de sugestión directa; a través del
prestigio y poder del operador, las sugestiones se implantaban en un paciente
pasivo. En la forma que desarrolló luego Erickson, por el contrario, la
hipnosis es empleada como si trabajáramos dentro de una mina, para extraer los
recursos del paciente hacia el exterior y que él descubra su potencial.
-¿Puede dar un
ejemplo?
-El paciente depresivo sabe
cómo ser activo y cómo cambiar su estado; los fóbicos tienen la habilidad de
relajarse; los fumadores saben cómo estar cómodos aun sin un cigarrillo. El
trabajo de la hipnosis consiste en extraer ese poder. Esto refleja un cambio en
la psicoterapia contemporánea. Cuando la psicoterapia surgió, cien años atrás,
el trabajo del profesional era el análisis del pasado. Su función consistía en
responder la pregunta "¿por qué?", ¿por qué es la gente del modo en
que "es"? A partir de la mitad del siglo pasado, la terapia cambió de
dirección. El analizar el pasado ya no fue tan importante y hubo un giro hacia
la pregunta "¿cómo?", ¿cómo la gente puede ser diferente, para
desarrollar un futuro más promisorio?
Desde este
abordaje, ¿qué importancia tiene el insight (darse cuenta)?
El insight no es
necesariamente curativo ni ayuda a la gente acerca de cómo hacer las cosas
distintas. Sería hermoso si el insight tuviera más poder, pero en la terapia es
"el postre". El "plato principal" tiene que ver con
restablecer el poder personal. ¿Ha escuchado expresiones tales como "yo no
puedo cambiar", o "no puedo establecer una buena relación", o
"no puedo dejar de fumar"? Bien, si las personas que dicen estas
frases comprendieran por qué se sienten así, sería un dato interesante, pero no
las ayudaría para poder cambiar.
-La comunicación entre paciente y terapeuta en la terapia ericksoniana, ¿cómo se establece?
-El punto central en esta
terapia es la relación entre paciente y terapeuta. Para ser un buen terapeuta
se requiere desarrollar la habilidad de ser receptivo de la sutileza, advertir
qué es lo que verdaderamente el paciente quiere decir, tener habilidad para
comunicarse en una dirección y con un efecto, y comprender los patrones en el
comportamiento.
El terapeuta no puede
proyectar sus valores y su modo de ver el mundo en el paciente. No importa cuán
buena sea la reputación del terapeuta, sino que el paciente se sienta cómodo
con él.
-¿Cada paciente se convierte en una nueva experiencia para el
terapeuta?
-La línea ericksoniana
desarrolla ciertos principios en la terapia. Uno de ellos es que la experiencia
necesita ser "confeccionada" a la medida del individuo. Es decir, la
psicoterapia para una persona no es la misma para otra. En algunas escuelas de
psicoterapia se aplica igual técnica para todos los pacientes fóbicos, por
ejemplo. Pero en el método ericksoniano ponemos énfasis en el estilo y los
valores de cada uno, y la relevancia de "confeccionar" la terapia
según ese estilo único que trae el paciente.
-¿Confeccionada con
qué concepto de inconsciente?
-El 99 por ciento de las cosas
que hacemos inconscientemente son buenas. Veamos. En una época de la vida
tuvimos que trabajar muy duro para articular en modo consciente las palabras,
pensar con cuidado para dar un paso, y ahora hablamos y caminamos sin ningún
esfuerzo. Rápidamente, estas habilidades vitales para nuestra existencia se
transforman en algo automático que se guarda en el inconsciente. El
inconsciente, entonces, es como una "biblioteca" donde se guardan
esos aprendizajes.
En muchas escuelas
tradicionales de terapia el énfasis se coloca en lo que está mal en la persona.
Nosotros buscamos lo que la gente hace bien, hacemos hincapié en los puntos
fuertes de la persona y no en sus debilidades.
-¿Esta terapia es
más corta que otras?
-Sí, definitivamente. En el
análisis tradicional el paciente puede estar en terapia cuatro o cinco horas
por semana, durante cinco o seis años. Se trata el cambio de la estructura de
toda la personalidad. La terapia ericksoniana, por ser focalizada, resulta
mucho más corta. En mi práctica, un paciente participa en promedio de diez
sesiones. Además, vemos a la terapia como un problema, no como una solución. El
problema es que la persona está en terapia; la solución es que la persona salga
de ella y viva independientemente lo antes posible.
-¿Por qué Erickson manejó la metáfora como medio de comunicación con
sus pacientes?
-Una de las técnicas para
llegar a las personas es darles sugerencias directas, pero no se necesita la
hipnosis para esto. Si a un paciente depresivo se le dice "alégrate, es un
día hermoso, disfrútalo", convengamos que es la indicación más básica que
puede ofrecerse a una persona deprimida. Sin embargo, la gente no responde a
las sugerencias directas porque muchas veces los sistemas humanos se dirigen en
contra de lo instituido. Erickson desarrolló una modalidad de comunicación
indirecta, usando metáforas, símbolos y anécdotas. Es ilógico tener fobia o
depresión; si se utiliza una lógica precisa para enfrentar un problema que es ilógico,
no tendremos resultados. Por lo tanto, probamos medios indirectos como los
citados, que alcanzan a la lógica del problema.
Erickson era uno de los
comunicadores más precisos que jamás conocí. Utilizaba la comunicación del
mismo modo en que un cirujano el bisturí. En el uso de la palabra se debe ser
exacto, definido, tanto como en el comportamiento no verbal.
-Como discípulo directo de Erickson, ¿podría brindarnos un perfil de
él?
-Como dije, primero practicó la hipnosis
durante las décadas del 50 y del 60. En los años 70 fue el líder de los
enfoques terapéuticos cortos y estratégicos. Usaba la hipnosis apenas un 20 por
ciento de la terapia, pero, consecuentemente, aplicaba principios de la
hipnosis sin necesidad de acceder al trance formal, y lo hacía con suma
eficacia. Era un genio en lo técnico, pero aún más en lo personal. Como
desenlace de una poliomielitis que sufrió a los 18 años, en los últimos 13
estuvo confinado a una silla de ruedas. No podía manejar bien sus brazos,
padecía dolor crónico, con parálisis parcial en los músculos de la cara. A
pesar de todo esto, fue una de las personas más felices por estar viva que
jamás conocí. Disfrutaba de cada minuto. Murió en 1980.