viernes, 13 de junio de 2014

Estudio publicado en 2013 sobre Yoga y cáncer

Yoga y cáncer


Dos clases semanales pueden conducir a mejoras significativas en la calidad y duración del sueño

 

El yoga ayuda a equilibrar y tonificar los músculos y el tejido conectivo en todas las partes del cuerpo. También tiene efectos beneficiosos sobre el sistema nervioso, conduce a una relajación profunda, es un potente reductor de la tensión y una técnica de relajación eficaz. Incluso si la gente comienza la práctica del yoga con sólo metas físicas, tales como pérdida de peso o articulaciones flexibles, por lo general también logran más tranquilidad y más equilibrio emocional.
Una investigación de la Universidad de Rochester, en Nueva York, publicado en 2013, sugiere que dos clases de yoga semanales pueden conducir a mejoras significativas en la calidad y duración del sueño, sobre todo en quienes hayan superado algún tipo de cáncer. Aunque la investigación se centró principalmente en mujeres que habían sido tratadas por cáncer de mama, los investigadores informaron que entre el 30 y el 90 por ciento de los sobrevivientes de cáncer informaron previamente algún tipo de problema de sueño que puede ser debido a la ansiedad sobre el diagnóstico, los problemas de salud relacionados, o efectos secundarios por el tratamiento.
Para su estudio, el equipo de Rochester reclutó 410 personas con un historial de cáncer a partir de 12 ciudades en los EE.UU. Los participantes tenían en promedio 54 años de edad. Casi todos eran mujeres, de las cuales tres cuartas partes habían sido diagnosticadas con cáncer de mama. Antes y después del estudio, los investigadores evaluaron la calidad del sueño de los participantes a través de un cuestionario y con los datos de un sensor incorporado en un reloj de pulsera para detectar en la noche cualquier tipo de movimiento.
La mitad de los participantes fueron asignados al azar para participar en un programa de yoga para los sobrevivientes de cáncer y recibir la atención estándar, mientras que la otra mitad recibió sólo tratamiento. Las sesiones de yoga se llevaron a cabo dos veces por semana durante 75 minutos y se incluyeron Gentle Hatha yoga (yoga suave), que se centra en posturas físicas, además de yoga restaurativo, que hace hincapié en la relajación, control de la respiración y meditación.
En general la calidad del sueño mejoró en ambos grupos, pero la mayor mejora en la calidad del sueño, disminución de la somnolencia diurna y aumento del tiempo efectivamente dedicado para dormir ocurrió entre aquellos que practicaron yoga. Aún más, este grupo fue capaz de reducir el uso de medicamentos para dormir en un 21 por ciento por semana, en promedio, mientras que los del grupo control aumentaron su uso de medicamentos para dormir por el cinco por ciento por semana.
Al comentar este estudio, el doctor Donald Abrams, oncólogo de la Universidad de California y médico del Centro Osher de Medicina Integral de San Francisco, dijo que los datos de los ensayos clínicos dejaron "bastante claro que el yoga mejora la calidad de vida de pacientes con cáncer de mama, y este estudio lo confirma". Además señaló, en una entrevista publicada en Reuters Salud, que a menudo recomienda practicar yoga a sus pacientes con cáncer. "La gente puede hacerlo en casa, o pueden tomar una clase. El costo no es enorme, y sin duda es mejor que tomar pastillas para dormir".